Los mercados de renta fija llegaron con dificultades a la línea de meta, ya que los rendimientos de la deuda pública subieron en diciembre, pero la mayoría de los sectores de renta fija lograron rentabilidades positivas en el año. Aunque 2024 fue un año sólido para el crédito, el propio mes de diciembre fue especialmente difícil tanto para los mercados de tipos como para la mayoría de los mercados de crédito, que obtuvieron rentabilidades modestamente negativas. Aunque los diferentes bancos centrales volvieron a recortar los tipos, los mensajes sobre las políticas futuras se volvieron más agresivos, especialmente por parte de la Reserva Federal.
Hace un año, destacábamos el riesgo de reaceleración/estancamiento de cara a 2024: los inversores esperaban un conjunto muy limitado de resultados, que podría descarrilarse por sorpresas alcistas en el ciclo económico, como la continua resistencia de los consumidores, la fortaleza de los mercados laborales y la relajación de las condiciones financieras. Aunque es probable que continúe la desinflación, nos encontramos en un entorno incierto y la exuberancia de los bonos puede pasar repentinamente al nerviosismo si no vemos un retorno al objetivo de inflación del 2%.
Hace un año, destacábamos el riesgo de reaceleración/estancamiento de cara a 2024: los inversores esperaban un conjunto muy limitado de resultados, que podría descarrilarse por sorpresas alcistas en el ciclo económico, como la continua resistencia de los consumidores, la fortaleza de los mercados laborales y la relajación de las condiciones financieras. Aunque es probable que continúe la desinflación, nos encontramos en un entorno incierto y la exuberancia de los bonos puede pasar repentinamente al nerviosismo si no vemos un retorno al objetivo de inflación del 2%.
Este riesgo está más cerca de materializarse en una serie de países, asomando la cabeza en el cuarto trimestre, y llevando a bancos centrales como la fed a reconsiderar su sesgo expansivo e impulsando al alza los rendimientos de la deuda pública para cerrar 2024. Con todo, la renta variable y los sectores de renta fija de mayor rentabilidad han vuelto a registrar un año de resultados estelares.
El índice S&P 500 obtuvo una rentabilidad del 24.9%, tras el 25.8% de 2023. Los mercados de crédito también se beneficiaron, con ganancias de entre un dígito medio y un dígito alto en los títulos de grado de inversión, high yield, préstamos bancarios y créditos titulizados. La renta fija de mayor calidad produjo rendimientos más modestos como consecuencia del aumento de los rendimientos de la deuda pública en la mayoría de los mercados. Gran parte del repunte del tercer trimestre, que se produjo gracias a unos datos de empleo y de inflación más débiles, se deshizo debido al resultado de las elecciones estadounidenses y a unos datos económicos aún sólidos.
Esperamos que 2025 sea un año decisivo y nos adentramos en un contexto de mayor incertidumbre, impulsada por las iniciativas de la nueva administración estadounidense, unos tipos aún elevados, los aranceles, los estímulos de China, la correlación de los mercados de renta variable y las divergentes trayectorias económicas globales. Todo ello dibuja un panorama dinámico para los mercados de renta fija en 2025, partiendo de rendimientos más elevados que en estas mismas fechas el año pasado, lo que deja un colchón sustancial a los poseedores de renta fija.